gu ta gutarrak

Kaixo!


Donostiara jaitsi gabe, gure auzoan ere euskal giro martxoso-dantzaria sortu nahi duen orok lekua du gure elkartean.

Aspaldikoak gara, euskaltzale, amnistiazale, gizon-emakume berdinzale ... eta pirata!

Gure auzoa euskal girotzen eta festa giroa ezartzea dugu xede, ez gehiago ezta gutxiago ere.

Altza porru!









viernes, 13 de marzo de 2020

Koronabirus ostiya!!!




Ramón Barea (aktorea)

Resulta que ahora, dicen los titulares, hemos descubierto gracias al coronavirus que el ser humano solo puede sobrevivir gracias a la ayuda colectiva. Pero yo me pregunto, ¿lo descubrimos con la pandemia del sida en los años 80 y 90? Pues ya os digo yo que no, porque eso era cosa de maricones, de putas y drogadictos. ¿Aprendimos algo con la epidemia de Ébola en 2016? Qué va, eso era para negros y para los que se metían en países que no debían. ¿Salimos a los balcones a aplaudir por los afectados de la crisis económica de 2008? ¿Para qué? Eso era asunto de pobres. No nos engañemos, hemos descubierto la colectividad solo porque esta enfermedad ha golpeado de lleno a la crème de la crème de Occidente -todo eran risas cuando causaba estragos en China, ¿verdad?-. Y, precisamente, por la democratización del virus hemos visto como cae el rico, el blanco, el hetero y el de la derechita cobarde. Así que, de pronto, nos hemos visto amenazados y, de forma automática, se han puesto en marcha todos los mecanismos para salvaguardarnos. Así que hemos descubierto esa supuesta colectividad solo porque somos una enorme cabeza neoliberal que se mueve al unísono y, si se toca uno de sus componentes, se derrumba la pirámide entera. No, hijos míos, esto no es solidaridad colectiva. Es miedo. Sí, la verdad sea dicha: nos hemos unido porque estamos cagados. Porque con esto no solo pueden morir negros, maricones, inmigrantes o pobres. Y porque, en realidad, nunca pensábamos que esto nos tocaría a nosotros, punta de la pirámide del privilegio. Hemos creado esta cadena de unión internacional porque encima de todo no hay ningún colectivo al que culpabilizar y, ante la falta de cabezas de turco, nos hacemos arrumacos psicológicos y nos consolarnos unos a otros con resignación sin poder echar mierda por la boca. Lo único que me gustaría es que esta crisis nos sirva para hacernos reflexionar, y no solo para montar festivales musicales en los balcones, tan necesarios para no darnos tiempo a pensar. Si esto puede servir para algo, que sea para que, cuando salgamos de esta, dejemos de hacer burda ostentación de nuestros privilegios occidentales y miremos un poquito más hacia los márgenes. Nos hemos unido porque estamos cagados. 


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